Hoy estuve por el barrio de mi tía. No describiré el encanto del paisaje cual aviso inmobiliario. Pero si lo puedo hacer desde la memoria de un sobrino en bicicleta. Los juegos de luces entre arboles y curvas, el asfalto particular de una zona no muy transitada. Las curvas, las casas tranquilas. La moras, en todas partes. Mi tío y su bici.
Siete, ocho, nueve años. Y un lugar que me lleva a mirar el cielo solo y me vuelve con la familia a la vez. Sin embargo, los resortes de la memoria saltan y me traen otros momentos polaroid. Hace poco quize pasar por Venezuela y Castro Barros. Luego, por María Ocampos y para arriba. Paisajes de ciudad ya, paisajes urbanizados y asfaltados en mi memoria. Direcciones anotadas en mi corazón.
No me pararé del otro lado de la cursilería, hoy puedo abrazarla.
