25.12.08

Dodecaedro

Felíz. Estas fiestas he hecho honores a años de devoción. En piel de aficionado gourmet, copa con merlot para acompañarme, hice de una docena de ingredientes un sin fin de sabores.
Sudé, me quemé, dudé. Pero tranquilo, casi solo, despuntando la madrugada del 24 terminando el principal. Terminando la tarde del 24 con dulce y excéntrica ensalada de frutas.
Una, dos, tres. Si al traer una docena de copas para postre ninguna se cayó, debe ser que todo estaba bien. Cuatro, cinco, cuatro, tres. Faltaba poco, si al traer una docena de copas largas de champagne ninguna se cayó, más que bien debía estar. Dos, uno.
Ruido, brindis, música. Satisfacción. Por primera vez en la casa Romano terminé la sesión de la gula felíz. Todos contentos, ahora habia que dar paso a la sesión de abrir y romper, de querer y de hablar, más.

Narda puede estar orgullosa de mí.

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