21.4.07

De precipitaciones y corrientes ascendentes

No se si empezar esto en caracter de hipótesis científica o como un segmento stand up como Seinfeld.

Llueve, y aqui se dispara lo que con los años se convirtió en un "miedo al ridículo". Sep, en muchas otras cosas no me sucede, pero en lo que sigue a continuación debo admitir que esa cosa de "qué van a decir/me están mirando" me ataca:

El Paraguas

De apariencia inocente y a la vez como hecho por artesanos goblin, y racionalmente útil ("si llueve, me tengo que cubrir con algo" piensa el homínido que controla su estado capilar con Tresemé). Pero no, la abominable creación esconde la humillación urbana más común: el efecto Mary Poppins. Cuya ilustración da cuentas de tal fenómeno (y a la vez plantea el antecedente de que está cuestión ha sido expuesta y estudiada por el hombre moderno y AUN no se haya su solución).




Ahora bien, el título hace referencia al otro fenómeno implicado en esto: las corrientes ascendentes (malignas o de Murphy si quieren llamarlas o las han escuchado llamar de alguna otra manera). Imaginemoslo, aunque creo que la palabra correcta sería "recordemoslo", pese a que sea duro: Vemos que llueve, debemos salir por x motivo y la altura de las circunstancias demanda que estemos relativamente secos pese a que el cielo asi no lo quiera. Tomamos el paraguas, nos cersioramos que abrirlo afuera de casa por si las dudas (y para no sacarle el ojo a la abuela que te persigue con el saquito al tono de "Abrigrate"). Emprendemos el trayecto, la lluvia deja su marca en nuestros pantalones y la parte superior parece a salvo. De repente, en la tranquilidad amansadora (o ensiestadora de la lluvia), se hace un momento de silencio. El mundo parece detenerse... al parpadeo, flop... una rafaga maldita nos pone en los ojos de todos. Nuestro torso, supuestamente a salvo bajo la protección del paraguas, se ve atacado por un súbito calor. Para apagarlo, nada mejor que unas gotas en tu frente al mirar hacia arriba al bendito aparatejo todo destartalado.

Peleamos para acomodarlo, podemos incorporarnos y seguir con dignidad, pero el burlón artefacto ya dió su espectáculo.

Personalmente, siempre que salgo con el se repite lo mismo: lo abro, camino, me ridiculiza... lo acomodo, se empecina... lo cierro y sigo caminando, con orgullo, bajo la lluvia y con el paraguas cerrado. La historia de mis días lluviosos.


PD: si, llegué mojado a casa. Tengo que seguir pintando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja dios como me dio mucha risa leerte esto ultimo roberto xD de verdad no pense que algun dia saldrias con algo asi =p ,que bueno que por aqui hace demasiado calor y casi nunca llueve ^^ asi no le doy chance a mi paraguas que haga ese espectaculo ¬¬

Besos y espero que no te me vayas a resfriar eh? ¬¬ mira que la debilucha soy yo =p